2008, Berlín, Alemania.
 
 
En marzo 2008 presente Holiay! en Galerie Koal de Berlín. La muestra consistía en una serie de prototipos de elementos comunes, casi genéricos, alterados en su escala. (Estos objetos, junto a ideas visuales y diseños espaciales fueron dibujados previamente como bocetos en un cuaderno).
 
Me interesaba buscar la singularidad formal (…y constructiva, abstracta, ideológica, las relaciones de producción) de estos objetos comunes cosificados, a la vez emblemáticos y con diferentes usos y carga simbólica según la ciudad en que se habitaba (Berlín o Buenos Aires).
 
Construí una bolsa de plástico (la popular ‘bolsa camiseta’), a partir de bolsas de plástico normales, de un tamaño de 3.80 mts de alto x 2.30 de ancho y la colgué del techo. Era medio traslucida entonces pasaba algo de luz ya que estaba muy cerca del ventanal de entrada de la galería. Y también tenia movimiento cada vez que alguien entraba, con la corriente de viento generada por el movimiento de la hoja de la puerta (en ese movimiento se agregaba además una azarosa banda sonora con el ruido tan incomodo del plástico frotándose entre si).
 
Diseñé y construí una caja de zapatillas adidas también en escala 10 a 1 que parecía una pileta / cama doble, un rollo de alfombra que sobresalía de una base inclinada; y la cuarta pieza fue un fondo / friso cinético de etiquetas autoadhesivas standard en 4 colores (naranja flúo – negro – verde flúo – celeste) pegadas directamente sobre la pared de 7 mts x 3, según un patrón formal establecido. Mi intención con ese fondo era producir cierto movimiento óptico, una vibración en el espacio teniendo en cuenta que las piezas ‘escultóricas’ eran más bien estáticas. Y por sobretodo reacomodar el espacio, cambiarle las referencias y con eso construir una nueva situación espacial (un artista local que frecuentaba mucho la galería me dijo que nunca había percibido el espacio de esa manera). Además lo que me gustaba del friso mural era justamente que haya un mural o pintura a modo clásico aunque bien abstracto y objetual (estuve a punto de hacerla sobre papel con el mismo tamaño de la pared y colgarla con ganchos, después se enrollaría).
 
En un bucle de amnesia colectiva donde el vintage modular, arquitectónico o reflexivo parece reinar, estos objetos se nos imponen no como la estrategia revisionista de una industria ya acontecida, sino como un señalamiento en tiempo presente. Sin embargo, los objetos y escenarios que el artista reelabora se ubican en un tiempo impreciso. Una temporalidad narrativa cercana a la ciencia ficción donde presente, pasado y futuro conviven de manera simultánea. Estos objetos mantienen en jaque su apropiación temporal.
 
La otra duro más tiempo y fue más indefinida. Durante varios meses me comunicaba por skype y llamadas telefónicas con Mariano Mayer en Madrid-España, y entre los dos teníamos conversaciones sobre diversos temas: estética, las ciudades, muestras que veíamos, mi obra, proyectos de ambos, noticias, libros que estábamos leyendo, sugerencias, temas varios, para el proyecto editorial que Mariano estaba encarando bajo el nombre de CAFÉ. Hacia el final del proyecto, y como si fuese el producto final y definitivo, le envíe unas fotos que produje mezclando experiencias diversas de cotidianeidad en la ciudad (mientras asistía con regularidad como parte del proyecto a un café húngaro y veía a través de la ventana a la emblemática torre de la ciudad). Lo que arme entonces fue una mezcla sintética de esas propiedades y elementos que estaban tan presentes y que devino en una pieza fotográfica llamada ‘Escenario para borrachos’.
 
 
El proyecto Holiay! fue conceptualmente una especie de polifonía fértil e imperfecta de grito primitivo, hallazgo artístico y vacaciones.
 
 
Miguel Mitlag